viernes, 2 de diciembre de 2011

Chocolates y Cigarrillos

De la contradicción heredé la sublime forma de seguir,
de caminar, de querer besar 
aquellos labios que no hablan
y que se frustran al pensar.


Nada se sumerge en el submarino,
se introduce taciturno,
a través de lágrimas frustrantes,
de dibujar  el poema que sonsaque la felicidad


De tus dibujos de amores falsos aprendí  la tinta del dolor, 
que traza aquel verso amargo del color,
dibujas globos , parque de Lourdes
Tu, yo y tres versos empantanados 


No pidas nada, no finjas nada ....  no me prometas paraíso, porque todo lo que tocas ... ha sido sin permiso. 
No finjas sonrisa, ni te disfraces de falsos placeres, tu boca sabe a veneno y tu piel ... incípida hiel.
¿Como decir que ya no te amaba? 
Ira de pasteles tras el degradé de azul color, 
viento verano, azul perverso, premeditado, absurdo, indignado ...


Tan sólo pasan los días entre chocolates y cigarrillos,
 que se sumen en arritmia  diluida tras la gélida mañana bogotana,
colectivo, semáforo, charco y lluvia otra vez
Lluvia en el asfalto, en mi piel ... 
llueve en mi corazón porque ya no hay a quien querer ... 


Dando vueltas por el universo
zancadilla de sonrisas .... 
Ven del cielo sublime, ese en el que el amor se intersecta con los orgasmos planetas,
entre miradas que los dos interpretamos ... camuflamos
detrás de toda esta parafernalia de máscara citadina. 

jueves, 2 de junio de 2011

A amanda

Ya faltaban tres horas para su partida, Amanda queria huir. Huir del miedo que la apoderaba, que reinaba cada uno de sus pensamientos. Hace más de seis meses que no hacia el amor, ni sentia lo que era la verdadera felicidad.
Amanda no sabia que hacer, hace un tiempo no le molestaba cuidar de su físico, ni coquetear. Amanda ya no se sentia amada, se sentia abandonada del ser que más amaba: Ella misma.
Queria morir, a su corta edad no comprendía muchas cosas... y deseaba conocerlas con la frustración de beber agua en el desierto de las arenas que rasgan la garganta.

Amanda era una persona frustrada. Hace tiempo ya habia contemplado la posiblidad de el suicidio, pero algo inesperado siempre la detenia, posiblemente ese miedo que la gobernaba al cual tanto odiaba, era el mismo que la salvava de la muerte. No lo hacia porque amaba de corazon a su familia, y pese a todo siempre le daban una hermosa sonrrisa de noche.

Que soñaba amanda? Tantas cosas ... deseaba beberse el universo en el último sorbo de un delicioso vino, deseaba recorrer carreras, recorrer vidas enteras , llenas de multiples sonrisas y salir de la cruel crisalida que la encerraba.

Amanda lucha por ti, lucha por lo que amas, por tus padres, no temas .... amanda muchas veces te haz demostrado que tu puedes grandes cosas, solo confía en tí ...
Así el no sea lo que tu anhelaste, lucha por ti, eres y seras lo que siempre tendrás .

Tienes miedo amanda, tienes miedo a la soledad, tienes miedo a que dejen de creer en ti ... temes el día en que tu madre te mire a los ojos y te diga: hija me haz defraudado.

Y más que eso no temes, pero te duele mucho haber dejado de confiar en ti.


miércoles, 2 de septiembre de 2009

las ilusiones de las olas

Eran las nueve de la mañana, dentro de cuatro paredes una mesa de color café divisaba un cenicero, montañas de ceniza, consumidos miles cigarrillos. La foto de sus padres, cuando ella aún era inocente en este mundo. Cuentas por pagar y dinero que gastar. Sonó el despertador leila solo vestía una camisilla blanca y pantaletas de encaje. Lo apago, y si era un día nuevo que empezar.

Como siempre amanecía cansada, así hubiera dormido un hombre en su cama., destapo las cobijas y le mostro al nuevo día su alba tez. Esta mujer sí que era sensual, tenía abultados senos y caderas dilatadas, unos hermosos ojos cafés, labios seductores ápices de miles de pasiones, piernas formadas y cabello negro ondulado que llegaba hasta su ceñida cintura.

Prendió el televisor, y chequeo las noticias del día de hoy, como siempre aparecía ella dando de qué hablar, aparecía en portadas de revistas, diarios matutinos, y canales extranjeros. Con sus 27 años de edad tenía una trayectoria envidiable, más exitosa que muchos hombres que habían sido atados a sus caderas, a las noches de locura, de demencia, de lujuria y de pasión, esta mujer era fuerte, a nada temía, no dependía de nadie, ella hacia lo que quería, los hombres eran para ella colección de orgullo, como si fueran los más viles trofeos, los usaba y así como llegaban a su vida ella los echaba.

Lo apago, se baño con un delicado jabón que su ex novio Pierre, francés había traído desde su patria, salió del baño... encontró su ropa, hoy iva a vestir un pantalón entubado negro y unos tacos altos. Se vistió, se recogió el cabello, de esta manera su perfil se veía regio, impactante, fuerte, seria, y muy, muy sensual. Bajo las escaleras hacia la cocina desayuno cornflakes con leche descremada, su celular sonaba desesperadamente y ella lo ignoraba.

Salió como pudo de su departamento, que estaba localizado en la élite cosmopolita del entonces, prendió un cigarrillo y subió a su coche rojo, valla que esta mujer si era arrasadora. Como pudo llegó al trabajo, que aburrido, un día mas un día menos. Había despedido a su secretaria, así que le pidió al mensajero de la empresa que le contestase las llamadas. Como siempre fue un día de trabajo arduo, y esta mujer siempre estaba ocupada, era magistrada, de las mejores del país. Era reconocida porque siempre actuaba con justicia e imparcialidad, tenía trabajo por doquier, era asechada, amada por muchos, era apetecida, para los miles de paladares, era símbolo, era verso, era fantasía de hombres y mujeres de la ciudad.

Terminó el día, y lo que leila no sabía era que por primera vez en 27 años su vida ha de cambiar. Fue sola a tomarse unos margaritas, sola, como siempre, aunque en ocasiones llamaba a sus amigas, o a Pierre su ex novio que era uno de sus compañeros sexuales favoritos. Pero esta noche, tenía un tinte diferente, el ambiente lo notaba, no era usual, la noche era más cálida de lo común.

Llegó al bar, de los más lujosos, a las afueras de la ciudad, desabrocho su camisa roja que divisaba un encaje negro. Esta noche esta mujer estaba dispuesta a todo, a encontrar a algún hombre sensual, que le invite a algunos margaritas, que lo ate a su cama y lo haga preso de sus deseos.

Esa noche nadie la volteo a mirar, por más exitosa sensual, e inteligente que fuera, todas las personas que estaban en este recinto tenían pareja, o en su defecto eran homosexuales. Se sintió insignificante, sola y deplorable. Así que bebió más de la cuenta y le toco pedir un taxi, pues el mesero le impidió que llevase el carro. Cerraron el bar y leila se quedo esperando, el taxi que nunca llego.

Eran las 3 de la mañana del día jueves y leila estaba muy alejada de su hogar. Así que se fue caminado sola, con rabia por no ser jactada de lujuria, de sexo. Cansada se quito los tacos, y se quito la camisa, el calor era desesperante

Camino por una carretera desolada, donde no había más que pavimento y rastro de llantas de los carros, camino, camino y camino hasta que llegó a una playa. Recordó cuando era niña, y como una pequeña se quito la ropa pero no sensualmente como solía hacerlo, se la quito como cuando un niño destapa un dulce, se la quito rápidamente para mostrarle a la madrugada su cuerpo esbelto.

Nado, recordó que era vivir, el mar la besaba, las olas la hacían feliz, recordó `por un pequeño instante su infancia donde las pequeñas cosas guardan importancia. Cuando iba a salir vio que un hombre sujetaba su ropa, ella salió del mar y enfadada le grito que se la devolviese... a lo cual el hombre respondìa con implacable silencio.

Era alto, de ojos cafés, cabello castaño. Leila lo miro, y sintió algo inexplicable, era un sentimiento más grande que cuando fue a Berlín a cumplir sus sueños, era un sentimiento más grande que cuando la nombraron como magistrada, era más grande que cuando creyó estar enamorada de Pierre, era más grande que todo lo que había sentido.

No sintió deseos, solo sintió ganas de que este hombre la cuidase y la abrazase por la eternidad. El hombre la miraba fijamente y no decía nada, absolutamente nada. Ella atónita busco sus labios, pero en la separó de su cuerpo. Ella acongojada se puso a llorar, y le contaba a el que por más que tuviera todo, se sentía vacía, se sentía desnuda, se sentía atada a una solitaria y exitosa vida. El hombre la tomo de su mano y la llevo al mar, sin decir nada la sumergió al mar y le regalo una estrella.

Ella nunca había recibido algo que significase tanto, por más de los diamantes que Pierre le regalo cuando le pidió que se casaran. Sintió como su fuerte cuerpo se derretía, y sentía que podía dar la vida por este hombre misterioso, que a diferencia de los otros no caía rendido a sus pies por su exorbitante cuerpo.

Al recibir esta estrella leila sintió más que un orgasmo, sintió deseos de soñar, con tener hijos, con casarse, con descansar y alejarse de los avatares de la ciudad … sintió deseos de reír, como cuando era adolecente, sintió deseos de cantar, sintió deseos de vivir, sintió por primera vez, lo que era amar …

¿Amar? Si amar, leila por primera vez experimentaba que era este sentimiento, que llenaba de dulzura sus miradas, de vida, la vida y la ingenuidad que le había sido arrebatada mientras crecía, el hombre le desajusto el cabello y sus bellos crespos cayeron sobre su desnuda cintura., se olvido del maquillaje, ese que tanto usaba cuando se veía con Pierre, se olvido de ser esa mujer fuerte, que nadie podría pisotear, se olvido de sus tacos, se olvido de su penetrante mirada, se olvido de todo es pedestal de roca que revestía su dulce personalidad.

La abrazo fuerte, no quería apartarse de ella... le sujeto la cara y la miro fijamente... Leila se perdió en su mirada, dejaría todo por el... ella sintió que este hombre misterioso le había dado lo que ningún otro, era diferente, era mágico, era el hombre que hacia nacer dulzura en la mas regia mujer.

Se acerco a sus labios y cuando iba a rozarlos desapareció, el viento comió vivos sus pasos, arraso con las ilusiones, con el latir lento de un momento exacto… este hombre le había arrebatado el corazón, sin pronunciar palabra. Y leila, triste se miro en el reflejo del mar, recordó por que había decidido nunca enamorarse porque el amor es un instante que suele ser eterno, y que al pasar como el más rápido huracán es efímero y despiadado… Leila, se entro al mar y como el más bello signo de amor se perdió en el.